viernes, 9 de octubre de 2015

Opinión de Mierda



Te levantas por la mañana y lo primero que haces es escuchar las noticias de tu emisora favorita, esa que está perfectamente alineada con tus convicciones políticas. Luego pones la tele y ves las imágenes asociadas a esas noticias que escuchas en la radio, pero no en cualquier canal, sino en ese que también es dueño de la emisora de radio. La forma en que se presentan las noticias es quasi idéntica, solo que en la tele además tienes la oportunidad de ver una tertulia protagonizada por una mayoría de adeptos a esa ideología. La cuadratura del círculo se alcanza con la prensa escrita, pero no cualquier periódico, sino aquel que tornea las noticias al gusto de los oídos de sus correligionarios.

Una vez meditada e interiorizada esa información polarizada de la realidad te vas a cualquier red social y lees los comentarios de aquellas personas a las que sigues, todas seleccionadas cuidadosamente por ideología entre el marasmo de criaturas que usan el podio de sus miles de followers para mezclar estupidez con sentamientos de cátedra.

Objetivo: destruir al adversario, ese al que desangran tus medios de comunicación favoritos. La vida política en la sociedad de hoy parece que sólo se concibe de un modo y es ridiculizando al adversario, no importa si éste es el partido en el gobierno o en la oposición, de izquierda, de derecha, centro, arriba, abajo, da exactamente igual. Si ellos dicen NO, tú tienes que decir SÍ y viceversa, lo realmente importante es no pensar demasiado, lo mínimo, lo justo para no cagarse encima y llegar a tiempo al wc. Destrucción y proselitismo es la clave, que todos mis amigos y los que van a serlo piensen como yo, hagan como yo y hablen como yo. Vaya a ser que a alguien se le ocurra debatir sobre las necesidades de las personas, sobre la necesaria igualdad de géneros y razas o incluso sobre sentar en una mesa a todos los políticos de todos los colores, echar la llave y hasta que no lleguen a acuerdos ni pan ni agua.

Misión: ocultar errores del partido que a ti te gusta y amplificar los del adversario. Porque de todo el mundo es sabido que nadie comete errores en política, y si se comenten no hay que entonar el mea culpa ni pedir disculpas, ni asumir que todos nos equivocamos y por tanto muchos errores deben ser perdonables y/o comprensibles, hay que señalar con el dedo los del de enfrente para desviar la atención de tus cagadas.

Hordas de personas con poca o ninguna formación se dedican a dar su opinión sobre la realidad bajo el prisma de su ideología, pivotando ésta sobre medios de comunicación polarizados que retuercen las noticias al gusto de los cráneos pensantes que les manipulan sin saberlo. Sin olvidar a los historicistas iluminados que explican la realidad a través de la Historia, ese ejercicio pseudoculto que hace sangrar los ojos y que pretende justificar hechos presentes tirando del pasado, olvidando contextos socioeconómicos, culturales, evolutivos, religiosos, demográficos, políticos e incluso climáticos.

La política es una ciencia que trata del gobierno y organización de sociedades humanas. No todo el mundo está capacitado para hablar de política, ni mucho menos para ejercerla. Si se trata de organizar, una persona que no tiene capacidad ni tan siquiera de hacerse la cama o de ser el presidente de su comunidad de vecinos no puede ir dando lecciones de política económica o de diplomacia internacional. Su opinión claro que puede darla, por supuesto, faltaría más, en este bendito país nadie debe estar exento de ese bendito deporte nacional que es el de hablar de lo que no se tiene ni puta idea.

Imagino a muchos de esos superlistos que vierten sus sesudas opiniones políticas en redes sociales tumbados en su sofá en calzoncillos, rascándose el culo, móvil en ristre, y con una olla de macarrones con tomate reseco en los bordes haciendo pluf-pluf, porque no saben cocinar otra cosa. Y lo más probable es que les llamen de jurado en la próxima entrega de estrellas Michelín. No tienen estudios pero no hace falta, teniendo Google, Twitter y Facebook automáticamente eres premio Nobel de todo y ya sabes economía, historia, astrofísica, química, taxidermia, matemáticas, etiología, literatura, epistemología, antropología, gobernanza y, como no, POLÍTICA.

Por favor, atalayas del saber, líderes espirituales de masas de followers, sabihondos, mejores yernos del mundo, amigos del chistecito fácil y de la ironía unidireccional, no dejéis de darnos a diario vuestra opinión de mierda, España os necesita.




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