martes, 14 de abril de 2015

Una visión bíblica del aborto

Hoy se debate en el Congreso de los Diputados la polémica reforma de la ley del aborto, concretamente el apartado relativo a que las menores no puedan interrumpir su embarazo sin permiso paterno. Dicho debate se desarrollará con la oposición de algunos diputados del PP que piden una revisión más radical del texto, una revisión que directamente considere que el aborto no sea un derecho de las mujeres

Es conocido que en el seno de los partidos conservadores en general y del PP en particular existen elementos ultracatólicos teñidos de un cierto fundamentalismo rancio y autoritario que pretenden colocar a la mujer "en el sitio que le corresponde", es decir, el que todas las religiones monoteistas reservan a la mujer, un papel secundario e instrumental. Es su visión de la Palabra de Dios.

La Biblia es un libro fascinante por muchos motivos. Es un conjunto de textos de distinta antigüedad que según las religiones judía y cristiana (y en parte la islámica) transmiten la Palabra de Dios, lo que en ella está escrito es sagrado y es una verdad irrefutable e infalible. Lo mejor que puede hacer una persona en su vida es leer la Biblia y aprender de lo que nos cuenta.

A mí me gusta leer la Biblia a veces, es muy bonita, y quiero hacer una reflexión abierta sobre el texto que encontramos en el libro del Éxodo 21:22-25 que dice así:

"Si algunos riñeren e hiriesen a una mujer embarazada y ésta abortare, pero sin que ella muera, será penado conforme a lo que le impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. Mas si hubiere muerte de la mujer, entonces pagarán vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe"

Si leemos atentamente este texto vemos que la Biblia establece una diferencia de juicio en el caso de la muerte de un feto o de la muerte de una persona, la madre en este caso. Si muriere la madre, el castigo es el convencional de la época, la “justicia divina” o ley del talión. Sin embargo si es el feto quien muere sin que muera la madre el castigo es más laxo, quedando en manos de la “justicia humana” o sea, el marido y los jueces. Según este párrafo Dios enseña a los creyentes que feto y persona no son la misma cosa, de ser así el castigo debería ser idéntico en ambos casos.

Ahora vuelvo mi mirada a todos esos anti-abortistas católicos que enarbolan banderas y pancartas con lemas del tipo "ABORTO=ASESINATO". Miren ustedes, no, el aborto no es un asesinato, un feto no es una persona, una pipa no es un girasol y una bellota no es un roble. Me pregunto si esta gente tan religiosa y católica se ha leído la Biblia y en caso afirmativo si creen que su Dios se equivoca en ese párrafo del Éxodo. Personalmente creo que lo que esta gente quiere es que todos pensemos como ellos, actuemos como ellos y se castige al que ose no hacerlo.