miércoles, 4 de diciembre de 2013

Apagón


Esa mañana algo era distinto, un inquietante silencio lo envolvía todo.  Las motas de polvo que flotaban en el aire coqueteaban con los primeros rayos de sol que se colaban por las rendijas de la persiana... ¿el sol? ¿ya es de día? ¡no ha sonado el despertador! El display del radio-reloj de la mesita de noche no lucía, estaba apagado. El interruptor de la lámpara de la mesita de noche tampoco parecía responder. Sin duda era un apagón. Bajó las escaleras y se enfrentó al cuadro eléctrico de la casa donde todos los disyuntores estaban en posición de ON, nada había saltado. El problema está en la calle, pensó, y descolgó el teléfono para llamar a la compañía de suministro eléctrico. El teléfono fijo estaba muerto, no daba señal y el móvil, aún con batería, no tenía cobertura. ¡Menuda faena, hoy no voy a poder desayunar!

Mientras se preparaba un triste desayuno consistente en un vaso de leche fría con unas galletas encendió su radio a pilas y un constante ruido blanco a lo largo de todo el dial empezó a asustarle un poco. Se vistió y salió a la calle con ese pellizco que acompaña a la sospecha de que algo en ese día se escapaba a los parámetros de lo cotidiano. Todos los vecinos se asomaban con cara de asombro en el quicio de la puerta sin saber qué pasaba, ellos tampoco tenían electricidad. Con su habitual desgana social se montó en el coche sin saludar a nadie, arrancó y marchó hacia su trabajo pero pronto le detuvo un monumental atasco sin solución. Sin semáforos en pocos minutos el caos circulatorio es una garantía. Los conductores aguardaban de pie junto a sus vehículos haciendo aspavientos en los que se vislumbraba una mezcla de ira y miedo fuera de lo común.

Mientras se sumergía en sus pensamientos y las neuronas se colapsaban intentando encontrar una salida a esa insólita situación el sonido de un helicóptero cortó en seco el alboroto organizado en el atasco. De él colgaban dos grandes altavoces y un sistema de sonido alimentado de una gran batería. El mensaje lanzado al aire era atronador: "La electricidad se ha acabado, vuelvan a sus casas a pie y resguárdense del frío, el gobierno está investigando lo sucedido". El silencio que dejó atrás el aparato era estremecedor, ¿cómo que no hay electricidad? ¿en ningún sitio?

Su mente científica se puso a trabajar intentando desentrañar lo que escondía aquella frase que se repetía sin cesar en su cabeza: “la electricidad se ha acabado”. Tiene que haber una explicación a lo que parece que es imposible que la tenga. Si no hay electricidad, si ha desaparecido, quiere decir que los electrones ya no se mueven en los átomos y se han precipitado contra el núcleo y colapsarían, o bien sencillamente han desaparecido, pero eso es imposible. Estamos formados por átomos y sin electrones no habría corriente eléctrica entre las neuronas y no podría estar pensando ahora mismo. Se le vino de pronto la imagen silente de Descartes y su famosa frase "pienso luego existo". Pienso, luego hay sinapsis en mi cabeza, luego hay electricidad, luego existo, luego no entiendo que mierda de problema técnico se les ha presentado a los inútiles de las compañías eléctricas. Claro, tanto recortar y tanto escatimar en recursos ha sucedido una catástrofe. Putos políticos.

No era por tanto el fin del mundo, solamente tendremos que acostumbrarnos a vivir sin electricidad mientras solucionan esta fabulosa avería. Pero claro, también está la opción de que el problema no sea la propia energía eléctrica sino su transporte, que nunca más pueda viajar. Nos estaríamos enfrentando a un colapso eléctrico a nivel mundial que enviaría a nuestra civilización de vuelta a la Edad Media. En ese momento imaginó un retorno al uso de velas para iluminar, fuego para calentarse, caballos para transporte, barcos de vela, etc. Pero no, no puede ser, el conocimiento científico del s.XXI ha llegado a niveles altísimos y de haber desaparecido la electricidad seguramente se desarrollarían otras formas de energía rápidamente. Somos muy listos aunque a veces no lo parezca.

Pero ¿y si no es así? ¿Y si nos hemos vuelto tan dependientes de la tecnología que hemos evolucionado hacia seres menos autosuficientes y más materialistas? Sin energía eléctrica está claro que los gobiernos caerían rápidamente por efecto dominó debido a la falta de tecnología para cumplir con sus tareas. ¿Quién estaría al poder entonces? hay dos posibilidades: nadie, lo cual dejaría muchas naciones en una situación de anarquía, o bien alguien que los ciudadanos escogieran para guiarlos en esta nueva vida. ¿Y la fabricación de medicamentos? ¡Dios! ¡ya nadie va a poder fabricar la pastilla que tengo que tomar todas las mañanas! ¿Para qué va a valer ahora mi dinero? ¿Volveremos a la economía natural? dispongo de un pequeño huerto, pero no creo que vaya a conseguir mucho con el trueque de unas pocas alcachofas y ramas de apio, la gente quiere colesterol.

Todos estos pensamientos le habían cegado en su caminar, le habían aislado y habían conducido sus pasos al centro de la ciudad. Un tremendo impacto, una luz cegadora, un temblor de tierra y una avalancha de gritos terroríficos le sacó de su ensimismamiento. Un boeing 747 se había estrellado a unos 400 metros delante suya, en pleno vuelo sus motores dejaron de funcionar. La sangre se le heló.

(Continuará)

1 comentario:

  1. Me gusta mucho la forma en que el personaje va analizando la situación, le retrata muy bien mientras avanza la historia. Voy a por más.

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