miércoles, 28 de octubre de 2015

Religión en las escuelas

Publicado en www.nomasiva.com el 28 de octubre del año de Nuestro Señor Jesucristo de 2015

Antes de plantearse si la religión es necesaria o no en la escuela quizás deberíamos plantearnos qué es la religión, o las religiones, porque hay miles. Aunque vivimos en una sociedad postmoderna e intensamente informada sigue habiendo preguntas para el ser humano que aún no tienen respuesta, entre ellas las clásicas ¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?. Pues bien, una religión es un sistema de pensamiento y de hipótesis existenciales coordinadas que tratan de dar respuesta a todas esas preguntas. Por ejemplo, para un hindú nuestra alma viene de un cuerpo que murió previamente y se va instalando sucesivamente en otros conforme va muriendo la materia orgánica, dependiendo de si hemos sido buenos o malos la siguiente reencarnación será en un ser de existencia superior o inferior; es decir, vivimos metidos en una rueda. Según un cristiano somos hijos de Dios, quien va eligiendo almas e instalándolas en embriones humanos que al final de sus vidas recibirán un Juicio Final donde en función de lo que hayan hecho irán al cielo o al infierno.

Cada religión tiene su pack de respuestas, y todos esos packs de respuestas tienen un nexo común: ninguna de sus hipótesis están probadas científicamente. Todas las religiones comparten caracteres comunes: todas creen estar en posesión de la verdad absoluta, todas creen que si profesas otra distinta a la suya acabarás mal y todas invitan a que les hagas caso bajo amenaza de castigos horribles. Es decir, las religiones fomentan la distinción, la discriminación, la segregación y el odio. Si todas las religiones postulan que si profesas otra vas al infierno, la realidad es que vas a ir sí o sí hagas lo que hagas.

Todo el mundo tiene derecho a profesar la religión que le dé la gana, en paz y sin que nadie le moleste, siempre y cuando él deje en paz y no moleste a nadie. Es así de simple, la religión debe inscribirse dentro de los más razonables límites del respeto, y no al revés. Una religión como la judía que se autoproclama “el pueblo de Dios” indirectamente nos denigra a los demás, los receptores del diluvio y de los más horribles castigos del despiadado Dios del Antiguo Testamento. El catolicismo, heredero directo del cristianismo y de aquel judaísmo es un tanto lo mismo. "Católico" viene del latín “catolicus” que significa “universal”, y una religión que pretende meter con calzador sus tesis a todo el mundo sea cual sea su condición sin atender a la diversidad no puede ser universal.

En un entorno académico donde se estudia la lengua y la literatura, las matemáticas, la Historia, las ciencias de la naturaleza, de la sociedad etc, todas ellas materias que viven holgadamente dentro de los parámetros de la metodología científica no pueden mezclarse con el mundo imaginario de las religiones. A un niño no se le puede decir que el agua ebulle a 100 grados y no a 99 y a continuación que un hombre que es hijo de sí mismo se dejó crucificar para resucitar al tercer día y que nadie le viera salvo sus amigos. No está mal creer que Zeus manda rayos desde el cielo ni que Horus lucha contra Set día y noche, si en realidad son cosas muy bonitas, pero no se deben mezclar con la ciencia. La ciencia es otra cosa, la ciencia es lo que nos acerca a la comprensión del cosmos dentro de un exhaustivo método científico.

La ciencia y la religión se diferencian fundamentalmente en eso, en el método científico. En éste se parte de hipótesis razonables, se ponen en duda y se someten a todo tipo de pruebas para finalmente llegar a tesis, a leyes naturales comprobables desde todos los posibles puntos de vista. La religión es todo lo contrario al método científico, parte de hipótesis alocadas (serpientes que hablan y dan manzanas, bestias que bajan de los cielos, gente que resucita y camina sobre las aguas), está absolutamente PROHIBIDO poner en duda todas esas hipótesis bajo riesgo de caer en el pecado, excomunión, infierno o muerte horrible y se convierten en tesis y “leyes naturales” como por arte de magia: “llueve porque la Virgen del Rocío quiere”, “he aprobado la asignatura porque le puse una vela al Cristo de Medinaceli”, “no me he quedado embarazada porque llevaba una estampita de San Cayetano”.

Cada padre es perfectamente libre de meter (bajo su responsabilidad) a su hijo en una catequesis, secta, grupo religioso o lo que le dé la gana, por supuesto, faltaría más, pero fuera del horario escolar. Que la nota de religión haga media con otras disciplinas científicas es como si el cerebro de un niño fuera una olla de lentejas a la que le añades como toque maestro una cucharada de nocilla. Me parece bien que a los obispos y sus adeptos conservadores en el gobierno les molen las lentejas con nocilla, pero por favor, un respeto a los que tenemos cierto gusto gastronómico, espiritual y académico.

viernes, 9 de octubre de 2015

Opinión de Mierda



Te levantas por la mañana y lo primero que haces es escuchar las noticias de tu emisora favorita, esa que está perfectamente alineada con tus convicciones políticas. Luego pones la tele y ves las imágenes asociadas a esas noticias que escuchas en la radio, pero no en cualquier canal, sino en ese que también es dueño de la emisora de radio. La forma en que se presentan las noticias es quasi idéntica, solo que en la tele además tienes la oportunidad de ver una tertulia protagonizada por una mayoría de adeptos a esa ideología. La cuadratura del círculo se alcanza con la prensa escrita, pero no cualquier periódico, sino aquel que tornea las noticias al gusto de los oídos de sus correligionarios.

Una vez meditada e interiorizada esa información polarizada de la realidad te vas a cualquier red social y lees los comentarios de aquellas personas a las que sigues, todas seleccionadas cuidadosamente por ideología entre el marasmo de criaturas que usan el podio de sus miles de followers para mezclar estupidez con sentamientos de cátedra.

Objetivo: destruir al adversario, ese al que desangran tus medios de comunicación favoritos. La vida política en la sociedad de hoy parece que sólo se concibe de un modo y es ridiculizando al adversario, no importa si éste es el partido en el gobierno o en la oposición, de izquierda, de derecha, centro, arriba, abajo, da exactamente igual. Si ellos dicen NO, tú tienes que decir SÍ y viceversa, lo realmente importante es no pensar demasiado, lo mínimo, lo justo para no cagarse encima y llegar a tiempo al wc. Destrucción y proselitismo es la clave, que todos mis amigos y los que van a serlo piensen como yo, hagan como yo y hablen como yo. Vaya a ser que a alguien se le ocurra debatir sobre las necesidades de las personas, sobre la necesaria igualdad de géneros y razas o incluso sobre sentar en una mesa a todos los políticos de todos los colores, echar la llave y hasta que no lleguen a acuerdos ni pan ni agua.

Misión: ocultar errores del partido que a ti te gusta y amplificar los del adversario. Porque de todo el mundo es sabido que nadie comete errores en política, y si se comenten no hay que entonar el mea culpa ni pedir disculpas, ni asumir que todos nos equivocamos y por tanto muchos errores deben ser perdonables y/o comprensibles, hay que señalar con el dedo los del de enfrente para desviar la atención de tus cagadas.

Hordas de personas con poca o ninguna formación se dedican a dar su opinión sobre la realidad bajo el prisma de su ideología, pivotando ésta sobre medios de comunicación polarizados que retuercen las noticias al gusto de los cráneos pensantes que les manipulan sin saberlo. Sin olvidar a los historicistas iluminados que explican la realidad a través de la Historia, ese ejercicio pseudoculto que hace sangrar los ojos y que pretende justificar hechos presentes tirando del pasado, olvidando contextos socioeconómicos, culturales, evolutivos, religiosos, demográficos, políticos e incluso climáticos.

La política es una ciencia que trata del gobierno y organización de sociedades humanas. No todo el mundo está capacitado para hablar de política, ni mucho menos para ejercerla. Si se trata de organizar, una persona que no tiene capacidad ni tan siquiera de hacerse la cama o de ser el presidente de su comunidad de vecinos no puede ir dando lecciones de política económica o de diplomacia internacional. Su opinión claro que puede darla, por supuesto, faltaría más, en este bendito país nadie debe estar exento de ese bendito deporte nacional que es el de hablar de lo que no se tiene ni puta idea.

Imagino a muchos de esos superlistos que vierten sus sesudas opiniones políticas en redes sociales tumbados en su sofá en calzoncillos, rascándose el culo, móvil en ristre, y con una olla de macarrones con tomate reseco en los bordes haciendo pluf-pluf, porque no saben cocinar otra cosa. Y lo más probable es que les llamen de jurado en la próxima entrega de estrellas Michelín. No tienen estudios pero no hace falta, teniendo Google, Twitter y Facebook automáticamente eres premio Nobel de todo y ya sabes economía, historia, astrofísica, química, taxidermia, matemáticas, etiología, literatura, epistemología, antropología, gobernanza y, como no, POLÍTICA.

Por favor, atalayas del saber, líderes espirituales de masas de followers, sabihondos, mejores yernos del mundo, amigos del chistecito fácil y de la ironía unidireccional, no dejéis de darnos a diario vuestra opinión de mierda, España os necesita.